Después de La vida de Calabacín (Ma vie de Courgette, 2016), el cineasta helvético firma su segundo largometraje de animación. Una lucha ecológica en la selva de Borneo, que nunca cae en el moralismo.
Una joven huérfana adopta un bebé orangután cuya madre acaba de morir. |
Inspirado por las historias de sus abuelos sobre la vida autosuficiente y por el activismo del suizo Bruno Manser, Barras nos presenta un relato que, sin ser didáctico, nos invita a reflexionar sobre la destructiva atracción por la modernidad y las consecuencias de la explotación excesiva de los recursos naturales.
Este gran película de animación en stop motion ha formado y formará parte de algunos festivales de la temporada, ofreciendo una poderosa fábula ecológica que aborda la deforestación con una belleza visual inigualable.
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