Cientos de castores: una caza de castores bien situados

En esta epopeya invernal sobrenatural del siglo XIX, un vendedor de aguardiente de manzana borracho debe pasar de cero a héroe y convertirse en el mayor trampero de pieles de Norteamérica derrotando a cientos de castores.

Jean Kayak (Ryland Brickson Cole Tews, actor y coguionista), perseguido por un centenar de castores que él mismo se supone debe cazar…

Es un poco como si el vagabundo de La fiebre del oro, en lugar de cocinar su zapato, se hubiera devorado a toda la pandilla de los Looney Tunes. Y, sin embargo, la comparación seguiría siendo parcial, ya que Cientos de castores, si bien cita con orgullo a sus ilustres predecesores burlones –Keaton y Terry Gilliam tanto como Chaplin–, también irradia una fantasía muy personal.

En Cientos de castores (Hundred of Beavers, 2022), Mike Cheslik, una comedia estadounidense muda, en blanco y negro, evidentemente autoproducida sin casi nada, Jean Kayak, un productor de sidra, se ve literalmente lanzado en paracaídas a un bosque por la explosión de su sidrería. La culpa es de los castores que habitan este bosque norteamericano y construyen una extraña estructura.