En su cumpleaños número 18, Elliott conoce una versión de sí misma veinte años mayor, quien le ordena evitar evite enamorarse de un chico. No podemos resistirnos a esta entrañable película que confirma todo el potencial de la cineasta canadiense Megan Park.
Para celebrar su cumpleaños número 18, Elliott (Maisy Stella, centro), acompañado de sus amigos Ro (Kerrice Brooks) y Ruthie (Maddie Ziegler), pasará una velada de cumpleaños inolvidable... |
Si tu madre te dice que no hagas algo, existe la posibilidad de que lo hagas, ¿estamos de acuerdo? Pero ¿qué pasa si es una orden de otra versión de ti mismo, del futuro veinte años mayor? Tienes 18 años, eres una canadiense llamada Elliott (Maisy Stella) que pronto dejará la granja donde vive con sus padres y sus dos hermanos; celebras tu cumpleaños en el bosque con tus dos mejores amigas, montas la tienda, te comes un hongo alucinógeno y luego aparece tu doble de 39 años (Aubrey Plaza) y te ordena que huyas de un tal Chad. A priori, el consejo es fácil de seguir: te interesa.
Maisy Stella y Aubrey Plaza en Mi yo adulta (2024) |
Los viajes en el tiempo no son un género cinematográfico en sí, sino un recurso narrativo que se puede usar con fines muy distintos. En algunos casos, el tema es tan central que todo se sostiene en torno a eso (el caso de Regreso al futuro, por ejemplo), por lo que su lógica necesita ser consistente y lo más irreprochable posible dentro de las paradojas que genera el asunto en sí. En otras, como es el caso de Mi yo adulta (My Old Ass, 2024), el viaje en el tiempo es más que nada una metáfora, un recurso para trabajar ideas temáticas, para ver lo que le pasa a un personaje que lo atraviesa. Se me ocurre que Big (1988) –que no es estrictamente sobre time travel, pero esa es la idea– es una de las tantas películas que, como ésta, funcionan de ese modo, tirando un elemento fantástico para jugar con las posibilidades que despierta.
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