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El cine francés, por el contrario, la ignora. Demasiado inusual. Demasiado lejos de los estereotipos. Los placeres de París (Plaisirs de Paris, 1952), de Ralph Baum, demuestra claramente que no es una vampiresa. Y Miguel Strogoff: el correo del zar (Michel Strogoff, 1956), de Carmine Gallone, que tampoco es una chica ingenua. Hay que decir que nadie podía ser creíble contra Curd Jürgens, totalmente improbable como oficial zarista con un fuerte acento germánico. Cuando no sabes cómo utilizar a alguien, lo excluyes. Geneviève Page sólo interpretaría, y raramente, altivos papeles secundarios El mayordomo (Le majordome, 1964), de Jean Delannoy, o excéntricos Simpático sinvergüenza (Tendre Voyou, 1966), de Jean Becker. Lo mejor de todo será esta viuda ninfómana asesinada demasiado rápido en Buffet froid (1979), de Bertrand Blier.
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Paul Meurisse y Geneviève Page en El mayordomo (1965) |
Los extranjeros serán más sensibles a su extrañeza. En Intriga extranjera (Foreign Intrigue, 1956), Sheldon Reynolds le dio a Robert Mitchum como su compañero. En
Bella de día (Belle de jour) (Belle de jour, 1967), Luis Buñuel la convierte en la jefa de una clandestinidad social. Y Robert Altman la transforma en una loca extravagante, apodada Zizi, en una frenética comedia psicoanalítica: Tres en un diván (Beyond Therapy, 1987).
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Catherine Deneuve y Geneviève Page en Bella de día (Belle De Jour) 1967) |
Fue Billy Wilder quien, en La vida privada de Sherlock Holmes (The Private Life of Sherlock Holmes, 1970), le ofreció el papel de su vida: una aventurera que toma prestado su nombre de un novelista (Ilse von Hoffmanstal) y su seudónimo de una pintora (Suzanne Valadon). En un final maravilloso, le envía al gran detective un mensaje de amor, en código Morse, usando un paraguas...
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Geneviève Page en La vida privada de Sherlock Holmes (1970) |
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