Su boda se cancela, pero su luna de miel no... así que se va de vacaciones con su madre. En esta isla paradisíaca, la energía de los actores es excelente, pero el guión es más bien mediocre.
El día de su boda, frente al altar, Lucas (Julien Frison) es abandonado. ¿Por qué? A sus amigos más cercanos les gusta repetir que él es "aburrido, muy aburrido", quejándose todo el tiempo y haciendo preguntas sin sentido. Para no arruinar su viaje de luna de miel a Mauricio, nuestro héroe decide, bajo presión, ir allí con su querida madre (Michèle Laroque), que no ha ido de vacaciones desde hace años. Una vez allí, para complacer a una guía turística interesada en el amor, tendrán que fingir ser una pareja...
Superada la incomodidad de esta premisa con sus matices incestuosos, Luna de miel con mamá (Lune de miel avec ma mère, 2025), de Nicolas Cuche, resulta una comedia bastante clásica, en la que se alternan chistes de colegial con momentos emotivos entre madre e hijo, quienes rememoran la infancia y tiempos despreocupados mientras saborean cócteles y beben chupitos en un entorno paradisíaco. La película consigue, en parte, hacernos adherirnos a su causa adentrándose en las neurosis de una mujer de más de 50 años, siempre devuelta a su condición de madre sin que nadie se preocupe por su vida de mujer, sus deseos y sus contradicciones.
Acostumbrada a los roles de mentora y buena madre, Michèle Laroque se suelta en contacto con el sorprendente Julien Frison, quien muestra una energía burlesca que hasta ahora no sabíamos que tenía. Es una lástima que la historia, que es muy predecible, no tenga continuidad y se centre en cambio en chistes sobre pis y situaciones grotescas, sin explorar del todo la psicología de sus personajes. Aún recordaremos las apariciones de Gilbert Melki como un latin lover centrado en la disciplina y de Rossy de Palma como una guía turística admiradora del amor (y del sexo), que aportan un poco de fantasía a este producto formateado.
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