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45. La pasión de Camille Claudel (Camille Claudel, 1988), de Bruno Nuytten (César 1989)
Adjani-Depardieu, Claudel-Rodin, discípulo-maestro, amante-amante: las oposiciones fusionales dominan la primera película de Bruno Nuytten, reconocido director de fotografía y ex pareja de la estrella. Isabelle Adjani encarna su personaje con extrema pasión. Es una pena que la puesta en escena no vaya más allá del academicismo.
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Isabelle Adjani en La pasión de Camille Claudel (1988) |
44. Las noches salvajes (Les Nuits fauves, 1992), de Cyril Collard (César 1993)
Una obra testimonial contra el SIDA y por los sentimientos extremos. Con el propio autor, galardonado póstumamente con un César, que devora la vida hasta la locura. La película, que ha envejecido mal, quedará como el testimonio ardiente de un niño idealista, que quería dar a sus fracasos la apariencia de triunfo.
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Cyril Collard y Romane Bohringer en Las noches salvajes (1992) |
43. La vida soñada de los ángeles (La Vie rêvée des anges, 1998), de Erick Zonca (César 1999)
El encuentro de una tierna mochilera (Élodie Bouchez) y una muchacha encerrada en una rebelión permanente (Natacha Régnier), que Erick Zonca filma como una serie de sacudidas. Una producción brutal, intensa y emocionalmente conmovedora, con dos actrices increíbles, pero una película desagradable.
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Élodie Bouchez en La vida soñada de los ángeles (1998) |
42. Ridicule. Nadie está a salvo (Ridicule, 1996), de Patrice Leconte (César 1997)
Esta fábula cruel y refinada destila su bilis mucho más allá del marco aterciopelado de los dramas de época. Entre el oro y las sedas de la reconstrucción (la corte de Luis XVI), Patrice Leconte desliza personajes de una modernidad inquietante. Un algo clásico, pero sólido.
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Bernard Giraudeau y Fanny Ardant en Ridicule. Nadie está a salvo (1996) |
41. Los locos defensores de la ley (Les Ripoux, 1984), de Claude Zidi (César 1985)
Es la Buddy Film (película de amigos) a la francesa y, sorpresa, ¡funciona bastante bien! Claude Zidi consiguió un éxito merecido, porque el guión es bueno, la puesta en escena tiene originalidad cómica y los actores se lo pasan genial. La película que nos hizo amar a las gallinas...
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